El 10 de abril de 1992 fuimos convocados todos los que trabajamos en la exposición, para registrar nuestra huella digital en un microchip que iría en la tarjeta de entrada de la que disponíamos. Ese día nos dieron una especie de tique de orden ya que éramos muchísimos. Yo conservo aún el mío.
Recuerdo muy bien ese día, no fue muy agradable para mí. En la puerta aunque teníamos número la gente se agolpaba apretados unos con otros y se colaban sin que ese número sirviera de mucho. Cuando quise protestar por el desorden me insultaron, claro, los listillos que ya se habían saltado su turno.
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Lamento mucho tu experiencia. No se si el amor que siento por la EXPO me ha hecho cegar, pero yo no recuerdo ningún disturbio. Si recuerdo que éramos un montón, pero la ilusión era tan enorme que, sinceramente, sólo recuerdo eso. Gracias por tu aportación.
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