Junto con el pasaporte, la Guía Oficial era uno de los objetos más preciados de todo amante de la exposición. Yo me compré la mía en Julio de 1992. Por aquél entonces ya había visitado muchos pabellones, sin embargo, se me ocurrió que, además del pasaporte, también podría sellar la guía en cada página correspondiente, así que a partir de ese momento, no sólo cargaba con el susodicho pasaporte, sino también con mi Guía Oficial volviendo a visitar pabellones que ya había visto. Sí, la guía pesaba un montón, pero ¿qué podía importarme el peso cuando cruzaba las puertas de la EXPO?….absolutamente nada.
La comparto en este día que es muy especial para mí: 31 de mayo de 2017