Todo el mundo llevaba en su bolso el famosísimo pasaporte de la Expo para obtener los tan preciados sellos, pero este no era el único. Existía a su vez el Pasaporte Europeo, el cual era un librillo que daba información sobre los países de Europa y en el que se podía coleccionar igualmente los sellos de los pabellones. Curioso documento el que ofrece en sus salas el Museo de la EXPO’92