El Pabellón de Italia era uno de mis favoritos, y no era sólo por su arquitectura y su contenido artístico, o bien por las inmensas escaleras mecánicas que daban sensación de ligereza al visitante que creía que casi podía volar. No, admito que lo que más me gustaba de dicho pabellón era los Carabinieri. No había ninguno que no fuera guapo a rabiar.
Aunque parezca frívola, tengo que admitir que en la Exposición había gente muy guapa, y no sólo por fuera, sino también por dentro. El jefe de los Carabinieri era uno de estos que digo, ya que tuve el honor de ser amiga suya. Su nombre era Santo Bellanca (creo que se escribía así). Él me regaló este calendario del año 1992 cuya temática principal era las armas y uniformes de los Carabinieri.