Todos los trabajadores teníamos, lógicamente, nuestro tiempo de descanso. Yo solía pasar este ratito con mis colegas de Puerta Triana (seguridad, coches eléctricos, etc) o bien con mis amigos del Pabellón de la Navegación.
Era uno de mis mejores momentos, y tengo varias fotos de esos ratitos maravillosos en los que me tomaba un capuccino de la máquina del café. Un buen día, decidí guardarme como recuerdo uno de los palitos que salían en las tazas para remover el azúcar. Aquí está.